Entre septiembre de 1939 y mayo de 1940 en Francia, la gran potencia continental de la Europa democrática, la guerra con la Alemania nazi fue conocida como drôle de guerra. Una guerra de broma, según decían los mismos franceses. Buceando en los archivos podemos encontrar ejemplos de hechos insólitos también en nuestra Guerra Civil. Lee sobre ellos
Según decía George Orwell, «la forma más rápida de terminar una guerra es perderla».
Entre septiembre de 1939 y mayo de 1940 en Francia, la gran potencia continental de la Europa democrática, la guerra con la Alemania nazi fue conocida como drôle de guerra. Una guerra de broma, según decían los mismos franceses, dado que el frente estaba tranquilo, sin tomar ninguna iniciativa por parte de nadie. Así, ambos bandos estaban atrincherados, unos esperando el ataque, y los otros esperando el momento de ser atacados.
Esto, aparte de ser insólito por definición, en el sentido de que una guerra puede ser muchas cosas pero no de broma, nos mostrará que si se quiere ganar una guerra, hay que hacerla, o sea. tenemos que hacer la guerra en el sentido más absoluto. El hecho fue que la todo poderosa Francia, con la ayuda de Gran Bretaña, cayó en un tiempo récord cuando el alemanes tomaron la iniciativa.
En cualquier caso tenemos otros ejemplos en muchos lugares de lo que no se debe hacer durante los conflictos bélicos.
En el Arxiu Comarcal del Baix Empordà, en la Bisbal podemos encontrar algún ejemplo.
El 20 de junio de 1938 en la Bisbal, se instaló la Comandancia Militar del Batallón nº 9 de Transporte Automovilístico (Cuerpo de Trenes), y en el registro de la correspondencia militar, la entrada y salida de oficios (documentación y correo), encontramos breves resúmenes de las comunicaciones con lo que nos podemos hacer una idea general de la situación.
La mayoría de ellas son de puro trámite: traslados de soldados por varias causas, movimientos de vehículos, permisos (la mayoría por enfermedades de familiares en grave estado siempre (padre, madre, abuelas, sobrinos, suegros, pero alguno «para retirar muebles de su domicilio «), desertores, paso de tropas, comunicaciones con ayuntamientos cercanos, etc.
Por lo que se dice en algunas, las situaciones algo curiosas no eran extrañas y hasta de difícil explicación. Siguiendo al anterior mencionado George Orwell, también dijo «los españoles sirven para muchas cosas, pero no para hacer la guerra», y lo decía desde su experiencia en el frente de Aragón como miliciano.
Veamos algunos ejemplos.
El día 21 de julio de 1938, pocos días antes del inicio de la batalla del Ebro, llegaron a la Bisbal desde Barcelona 100 camiones de procedencia rusa.
El mismo día 21, se remitió comunicación a Barcelona, para que se hiciera un reconocimiento aéreo en la Bisbal en un radio de 10 km
“para marcar el sitio en que están aparcados 100 camiones destinados al 9º Batallón de T.A. omitiendo el consignar el bosque y demás datos, con el fin de quedar cerciorado el mando de si la aviación enemiga puede o no divisar, con miras a un posible bombardeo enemigo”.
Es decir, se pide que se confirme si los camiones ocultos están bien escondidos y si la aviación enemiga los puede localizar en unos 10 km de radio de la Bisbal. Así no se dijo donde estaban.
Los camiones se camuflaron en un bosque cercano. Estos cien camiones nuevos, tendrían como objetivo primario la inminente batalla del Ebro, y no es extraño alejarlos de Barcelona donde podrían sin duda ser bombardeados con más probabilidad. Antes de que la solicitud del reconocimiento aéreo se realizara, llegaron órdenes de devolver los camiones a Barcelona el 23 de julio, sin duda para la ofensiva del Ebro, del 25 de julio. Como sea, el día 29 de julio se recibió un comunicado al mando del batallón de la Bisbal, del General Comandante Militar de Cataluña de haber hecho la inspección aérea, y el informe fue negativo, ya que era imposible encontrar un objetivo que no existía porque simplemente los camiones ya no estaban. El resumen de la comunicación dice:
“Comunica el Exmo Sr. General Jefe del E.M. del Ejército de Tierra en escrito fecha 27 del actual, que la Jefatura de Fuerzas Aéreas le dice que en las primeras horas de hoy ha efectuado el reconocimiento que interesaba el C.M. de la Bisbal para comprobar desde el aire el lugar que se hallan aparcados varios camiones de una Unidad de Transportes de aquella zona no pudiendo localizarse el objetivo indicado, resultando por conferéncia telefónica sostenida con el referido C.M. que a la hora de efectuar dicho reconocimiento el objetivo había desaparecido; advirtiendose que en lo sucesivo siempre que sea de necesidad deberá solicitarlo con carácter urgente y reservado empleando el telégrafo, teléfono o el medio de comunicación más ràpido.”
O sea, que el Excmo. Sr. General Jefe del E.M. del Ejército de Tierra, se molestó porque se ordenó un reconocimiento aéreo para comprobar si unos camiones eran visibles, sin indicar su ubicación, para evitar un bombardeo, pero los camiones ya no estaban, y nadie le ha dicho que han marchado sólo dos días después de su llegada .El objetivo del aéreo era precisamente no encontrar los camiones, que deberían estar bien camuflados, pues si los aviones propios no los veían, tampoco los enemigos, aunque también es sorprendente la poca rapidez en efectuarlo, solicitado el dia 21 julio y practicado el 27, cuando el 23 ya estarían otra vez en Barcelona y el 25 en el frente del Ebro.
Pero, si este ejemplo puede parecer de puro trámite militar el siguiente es antológico y digno de estudio.
Para algunas personas, de 19h a 21h la guerra no existe, porque es el tiempo de descanso.
Hablamos de encargado de telégrafos. El 3 de septiembre de 1938, el Mayor Jefe del 9ª Batallón de T.A. de la Bisbal comunica, a la superioridad que:
“Pone en conocimiento que el funcionario de Telégrafos se ha negado a cursar teletipo que remitía con toda urgencia a las Compañías de este Batallón, que interesaba a esta Jefatura, alegando que de las 19 horas a las 21 las tiene destinadas para descansar, toda vez que en escrito de 22 de julio pasado se le manifestaba la necesidad que este servicio fuera permanente y requerido por un Oficial de ésta Jefatura para que los cursara por ser de suma importancia se ha negado nuevamente a ello”.
Según el funcionario de telégrafos, de 19 a 21 horas se debe parar la guerra, porque es para descansar. Se le requirió por nueve escrito para que el servicio fuera permanente en 22 de julio y se volvió a negar. No consta si tuvo algún tipo de sanción.
El siguiente ejemplo también es significativo y también hace referencia a las comunicaciones.
Se refiere a las telefonistas. Poco antes de la anterior, tenemos otra comunicación, de 20 de agosto de 1938, desde la Comandancia Militar de la Bisbal, a las
“Autoridades Civiles y Militares y al Comercio en general: solicitándoles que a la presentación en sus despachos o comercios de las empleadas telefonista las atiendan lo más pronto posible, al objeto que la ausencia de sus puestos sea el de menos tiempo de duración posible, dados sus importantes cometidos considerados como de guerra”.
Lo que está claro es que las telefonistas deben faltar el menor tiempo posible haciendo la compra porque son parte de las comunicaciones de guerra y no se pueden entretener en las tiendas, haciendo colas o plena tertulia. Difícil imaginar que un teléfono de un despacho militar suene sin que nadie lo coja porque la telefonista está haciendo cola en la verdulería.
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