En plena reconquista, cuando los reinos cristianos luchaban contra el califato de Córdoba en pleno apogeo, se produjo en el condado de Castilla un episodio de traición, venganza y asesinato que afecto al mismo condado, y a las casas de Salas y Lara, dos de las mas poderosas. Las víctimas, los 7 infantes, y por medio, Almanzor, el poderoso gobernante musulmán. Una asombrosa historia de la España medieval
Hablar de la España medieval es hablar de una historia de conquistas, de avances, pero también de convivencia, de cambios de bando, y a veces, de historias de traición y asesinatos. Y la historia que vamos a relatar es una de ellas.
Estamos en el año 990 de nuestra era, en plena reconquista, y en los años en que Almanzor devastaba las tierras cristianas en sus incursiones. En el Condado de Castilla, se celebra una boda entre Doña Lambra, prima del Conde Castilla García Fernández, y Ruy Velázquez, señor de Lara, uno de los vasallos más importante del conde.

La boda es un acontecimiento importante, durante 5 semanas, y como tal, concita a lo mejor del condado. Se preparan juegos, justas y demás entretenimientos. Por parte del novio, fueron su hermana, Sancha Velázquez, con su marido, Gonzalo Gustios Señor de Salas, con sus 7 hijos.
En uno de los juegos, Alvar Sánchez, primo de la novia, logró alcanzar con su lanza el objetivo más complicado, por lo que recibió una ovación. Pero al oírlo, Gonzalo González, el menor de los los hijos del señor de Salas, se subió a su caballo y con su lanza alcanzó el mismo objetivo de manera más brillante, lo que ocasionó una ovación más grande del público, lo que provocó el enfado de Alvar Sánchez, que insultó a Gonzalo, tras o que ambos hombres se enfrentaron. El resto de hermanos y otras personas se interpusieron pero no pudieron evitar que Gonzalo diese un puñetazo a Alvar y lo tirase al suelo, ocasionándole la muerte. Esto provocó rápidamente que se sumaran al enfrentamiento muchas más personas. Únicamente la intervención del padre de Gonzalo, el señor de Salas, y el mismo conde García Fernández, evitó que aquello fuera a más.

Para lograr la reconciliación entre las dos casas señoriales, el señor de Salas ofreció al señor de Lara, marido de Doña Lambra y por tanto, primo del fallecido Alvar, que sus 7 hijos pasaran a su servicio como caballeros (por eso se les conoce como infantes de Lara y no de Salas, que era su lugar de nacimiento), lo que de momento calmó los ánimos.
Una vez acabadas las celebraciones, los señores de Lara y de Salas acompañaron al conde a una revisión por sus tierras mientras los infantes y su madre se quedaban en el castillo de Doña Lambra en Barbadillo del Mercado como invitados. De hecho, para limar asperezas, los infantes fueron un día de cacería y al volver, regalaron a Doña Lambra las piezas cazadas. Pero tras ello, fueron a bañarse al río desnudos y Doña Lambra vio como un nuevo ultraje que lo hicieran por lo que ordenó a un sirviente que rellenara un pepino con sangre y se lo tirara a Gonzalo. Como el sirviente tenía miedo por la fama de Gonzalo, Doña Lambra le prometió que ella le protegería si Gonzalo se quería vengar.

Así lo hizo y cuando Gonzalo se vió lleno de sangre, el resto de hermanos se empezaron a reir pero como Gonzalo estaba tan enfadado, le aconsejaron que le matara. El sirviente corrió a ocultarse bajo las faldas de Doña Lambra pero no le sirvió y Gonzalo le mató, salpicando de sangre los vestidos de Doña Lambra. La cosa quedó allí. Los infantes y su madre volvieron a sus posesiones Salas y Doña Lambra veló el cadáver de su sirviente, esperando la ocasión para vengarse.
Al volver los señores de Lara y Salas de su ronda con el conde, sus mujeres les contaron lo acontecido y Doña Lambra exigió a su marido venganza. Éste le prometió que lo haría pero con cautela por la fama de la familia.

Unos días después, llamó al señor de Lara y sus hijos a encontrarse en un punto neutral y tras hablar sobre el asunto, quedaron en paz. Pero pidió al señor de Salas que fuera a la corte de Almanzor porque éste había prometido un regalo de bodas y había que ir a buscarlo (parece que Almanzor era aliado o guardaba cierta amistad con el señor de Lara). Para ello le entregó un mensaje escrito en árabe que el señor de Salas debía entregarle. Pero era una trampa. En el mensaje iba escrito que se matara al mensajero. Asimismo le proponía que realizara una emboscada a los infantes para así matar a todos los miembros de la familia y poder conquistar más fácilmente territorios en Castilla.
Almanzor estuvo de acuerdo con la emboscada pero le pareció excesivo matar al señor de Salas, porque además sabía de su posición.
El día fijado, los infantes acompañaron al señor de Lara en una escaramuza de las que habitualmente se hacían en territorio musulmán, pero en esta ocasión, les estaban esperando 10.000 musulmanes. El señor de Lara, según lo convenido dejó abandonados a los infantes que se batieron valerosamente junto con sus tropas pero al final fueron derrotados y decapitados. El señor de Lara volvió a sus posesiones pensando que en Córdoba, su cuñado, el señor de Salas, también había sido asesinado. Pero Almanzor había ordenado que aquel quedara cautivo pero tratado conforme a su rango, encargando a su hermana el cuidado de éste. Lo que nadie se esperaba es que ambos se enamoraran.

Mientras, los cadáveres de los infantes quedaron en el campo de batalla. Unos buenos cristianos se los llevaron al monasterio de Suso, en San Millán de la Cogolla, donde aún siguen.
Al llegar a Córdoba las tropas, enseñaron la cabezas a Almanzor, quien ordenó lavarlas y mostrarlas a su padre colocadas por orden de edad. El padre al verlo estalló en llanto y desolación y cogiendo una a una las cabezas iba enumerando a Almanzor la cualidades de cada hijo y al finalizar la rabia hizo que cogiera una espada y se enfrentar a la guardia, pese a lo que Almanzor ordenó que no se le dañara y se le dejara libre para que volviera a Castilla. Al ir a partir, la hermana de Almanzor le dijo al señor de Salas que estaba embarazada de él y que qué quería que hiciera con el niño. éste le dijo que si era niño, le criara hasta que fuera mayor de edad y entonces le enviara con el para reconocerle, partió un anillo en dos partes y le dio a ella una parte para que el niño volviera a Castilla con su mitad.

Así lo hizo. Pasados los años, el hijo volvió a Castilla con mitad de anillo y así su padre pudo reconocerle, porque con los años, había quedado ciego. Le dijo que venía a Castilla para vengarse de la muerte de sus hermanos. Y así lo hizo. Fueron a decírselo al conde, que estaba acompañado del señor de Lara, quien negó lo ocurrido pero esa noche intentó huir a sus tierras. Pero al paso les salieron el señor de Salas junto a su hijo, Mudarra, y las tropas que le acompañaban y allí mismo mataron al señor de Lara y mucha guardia con la que iba. A continuación se dirigieron a la casa donde vivía Doña Lambra y la quemaron con ella dentro. Así consumaron su venganza
Por cierto. Donde se guardan los restos de los infantes. Hemos dicho que sus cuerpos se guardan en el monasterio de San Millán de Suso, donde se pueden visitar. Pero no es el único lugar que reclama sus restos. También dicen conservarlos otros monasterios como el de San Pedro de Arlanza. Y sus cabezas dicen ser conservadas por la iglesia de Santa María de Lara de los Infantes, donde dicen que se encontraron los cráneos en unas obras de mantenimiento al picar una pared. Por otro lado, en la catedral de Burgos, se dice que se encuentra el sepulcro de Mudarra, el hijo del señor de Salas que vengó a sus hermanos.
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