Nacido en una ilustre familia, José Rojas Moreno, acaparó numerosas condecoraciones a lo largo de su vida, como la Orden de Santiago, y el condado de Casas Rojas. Pero su gran labor humanitaria, es menos conocida y le permitió salvar a centenares de judíos en Bucarest desde su puesto en la embajada durante la Segunda Guerra Mundial. Conoce su historia
José Rojas, nace en Alicante en 1893. De su padre, el VIII marqués del Bosh, el condado de Casas Rojas, convirtiéndose en el VII conde de Casas Rojas, título que uniría a otros logrados a los largo de su vida, como el de Caballero de Santiago, Maestrante de Sevilla, la Gran Cruz de Isabel la Católica, la Gran Cruz de Mehdauia, la Gran Cruz de la Estrella de Rumanía, Gran Cruz de la Corona de Rumanía y la Gran Cruz de la Corona de Italia.

Estudió la carrera de abogado y llegó a ser doctor en derecho. En 1929 se casa con Victoria Rosado Sánchez Pastor y en 1941, es destinado como embajador a Bucarest, en Rumanía, en un momento en que las leyes antisemitas son especialmente duras. Su rechazo a los postulados raciales nazis no se hizo esperar: pronto comenzó a denunciar las continuas violaciones de derechos humanos, e hizo todo lo posible por mejorar las lamentables condiciones de vida de los judíos rumanos.
En septiembre de 1941, escribió a Madrid con la intención de obtener un permiso para poder extender visados sin la necesidad de la confirmación por parte de Madrid, argumentando que los judíos de origen sefardí del país habían apoyado, de forma colectiva y sin fisuras, el movimiento nacional. Un mes más tarde las autoridades españolas confirmaron el derecho a los judíos españoles de Rumania a entrar en España, aunque subrayaron que cada caso debía ser examinado de forma individual, en contra de los deseos de Rojas y Moreno.

Aunque no logró todos sus objetivos, continuó luchando para evitar el expolio de los bienes de la comunidad judía rumana sefardí. Y en agosto de 1942 logró que se ordenase la protección de dichas propiedades. Además los judíos sefardíes quedaban exentos de pagar el impuesto especial judío.
Entre las medidas tomadas por el embajador español, estuvo la de colocar carteles en las fachadas de las viviendas de los sefardíes. Estos carteles, con letras muy grandes decían: “Aquí vive un español”. Este gesto sencillo, salvó la vida de muchos ciudadanos.
Sus gestiones lograron que se revocara los decretos de expulsión de un grupo de judíos sefardíes y la promesa formal de que, en el futuro, ninguno de ellos sería expulsado.

En abril de 1943, el diplomático sufrió uno de los momentos más amargos de su misión en Rumania. Aquel año, un judío español llamado Dario Algranti, junto a su esposa y dos hijas, fueron deportados a un campo de concentración polaco. El embajador hizo todo lo posible por salvar sus vidas, pero fue en vano. Aquel fue el único caso en el que judíos rumanos de origen español fueron deportados.
En mayo de 1944, y con la intención de evitar nuevos casos como el de Algranti, Rojas quiso acelerar la salida de 65 judíos con dirección a España, e inició los trámites necesarios con las autoridades alemanas. Sus esfuerzos se encontraron con la negación rotunda de Eberhard von Thadden, en aquel entonces ayudante especial de Adolfo Eichmann. Pese a la negativa inicial, el embajador español no se rindió y, tras repetidas quejas al Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid, consiguió al fin que los alemanes diesen el visto bueno a la salida de los 65 sefardíes. Animado por el éxito de aquella empresa, Rojas intentó una nueva evacuación de otro grupo judío, pero en este caso, le fue imposible cumplir su cometido.
Tras la guerra, el diplomático prosiguió con su carrera. En 1945 se le concede la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. En 1960 se le concede la Gran Cruz de la Orden del Mérito Naval, con distintivo blanco. En 1965 se le nombra Consejero Permanente de Estado.

En el año 2000, el Ministerio de Asuntos Exteriores creó una página Web en honor a los diplomáticos españoles que ayudaron a los judíos durante el holocausto denominada Diplomáticos españoles durante lo Holocausto. Posteriormente, en el 2007, fueron homenajeados otra vez en una exposición titulada Visados para la libertad organizada por la Casa Sefarad en Madrid.
José Rojas, murió en Madrid en 1973
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