Un informe del Departamento de Guerra de EEUU realizado en 1946, confirma que los nazis enviaron 154 toneladas de oro en camiones a través de la frontera francesa entre 1942 y 1944 con destino a los bancos centrales de España y Portugal, para pagar el metal comprado, sobre todo wolframio, para destinos como el recubrimiento de los tanques
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El que Franco colaboró con el régimen nazi era algo sabido, y la venta de wolframio para alimentar su industria bélica también, pero lo que este informe nos proporciona es una cifra de ese comercio, que a todas luces es de un tamaño hasta ahora desconocido.

Al acabar la Segunda Guerra Mundial, el Departamento de Guerra de EEUU, envió un equipo a España en 1946, para investigar este comercio. De sus investigaciones, publicadas bajo el título “Envíos de oro alemán a través de Suiza hacia España y Portugal”, se desprende que varias compañías de transporte suizas (Lasser & Co, Transportkontor, Mettler, Welti-Fuerrer A. G., Natural Le Coultre, Last A. G. o Gondrand & Co., Hans Huber, Albert Sasse, Transport Weber, entre otras), trasladaron las 154 toneladas de oro en camiones a través de la frontera francesa con destino a los bancos centrales de España y Portugal. Por cierto, esta cantidad confirma y dobla a las 86 toneladas que indicaban los documentos oficiales encontrados por el suelo de la estación abandonada de Canfranc por el conductor de autobús Jonathan Díaz en 2001.
Los viajes fueron realizados entre 1942 y 1944. El viaje empezaba en Suiza, en el Banco Nacional de Suiza en Berna. Aunque el oro procedía de la estación ferroviaria de Ginebra. Allí les cargaban el oro y el jefe de aduana acompañaba al camión hasta la frontera francesa. Los camiones llevaban banderas suizas y cruces blancas en el techo y a los lados para evitar ser atacados, al ser Suiza un país neutral durante la Segunda Guerra Mundial, aunque colaboraba con el régimen nazi. Atravesaban Francia con un salvoconducto del gobierno francés de Vichy a través de un permiso del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán desde Berlín. En las aduanas de Francia que atravesaron, los camioneros informaban que el motivo de sus viajes era “transporte de oro por cuenta del Banco Nacional Suizo” para pagar a Estados Unidos por balanza comercial, aunque se sabía que el oro procedía del Banco de alemania, como se indica en el informe.

De las 154 toneladas que atravesaron a España a través de la frontera de Canfranc, 100 fueron a Portugal y las otras 54 a España, al Banco de España y al Instituto Español de Moneda Extranjera, creado en 1939 en España para controlar el comercio exterior.
Al llegar a la frontera española, los lingotes se montaban en trenes que atravesaban el túnel internacional de Somport desde Urdós, en Francia, hasta Canfranc en España. Allí, se montaban de nuevo en camiones pertenecientes a las compañías suizas que estaban establecidas en Canfranc ad hoc. Si los lingotes iban a Portugal, eran sellados pero si iban a Madrid no era necesario. Los lingotes, por cierto, tenían estampada el águila nazi del Banco Central de Alemania.
Una vez de nuevo en los camiones, 6 carabineros españoles (antigua policía de fronteras, integrada en la Guardia Civil en 1940), escoltaban a los camiones, 5 en dentro del camión y otro junto al conductor. Si el camión llegaba a Madrid, acudía a la oficina principal del Banco de España, y si iba a Portugal, al cruzar la frontera por Badajoz, se revisaban las cajas en la aduana situada en Puebla, a 8 kilómetros de la frontera. allí se pasaban las cajas a camiones portugueses.
En el informe del Departamento de Estado, se estima que se usaron 139 camiones con 154 toneladas de oro, pero se cita otra fuente que opinaba que se usaron 282 camiones con 40 cajas cada uno. Esto llevaría a 635 toneladas de oro, aunque usando otras rutas. El equipo enviado a españa para realizar el informe, presentó 3 memorandos, entre febrero y marzo de 1946. En ellos informaron que el traslado del oro fue facilitado por el empresario alemán Johannes Berhardt, quien fue artífice de la ayuda alemana en la Guerra Civil a Franco. En la Segunda Guerra Mundial dirigió el conglomerado de empresas Sofindus en España. El informe afirma que su papel era presionar al gobierno español para que no permitiera el déficit comercial del gobierno alemán. El equipo americano le interrogó varias veces, pero no pudieron detenerlo porque el gobierno de franco le protegía y le concedió la nacionalidad española. Tras la guerra estuvo escondido en España, luego se trasladó a Argentina y murió en Munich en 1980.

El equipo de investigación de el Heraldo de Aragón tuvo acceso a los documentos del informe y lo publicaron en 2020, así como otros artículos anteriores con los documentos encontrados en el suelo de la estación de tren de Canfranc
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