La Cisterna Basílica, el palacio sumergido de Constantinopla de Justiniano I

Bajo la antigua Constantinopla de Justiniano I, llamada hoy Estambul, se encuentra la Cisterna Basílica o como se conoce en turco: Yerebatan Sarayı, (El Palacio Sumergido). En sus casi 1500 años esta cisterna monumental ha sido testigo del esplendor y caída de imperios

 

Tiempo de lectura: 10 minutos

Construida en época del emperador Justiniano I, durante casi 1000 años estuvo abasteciendo de agua a la ciudad de Constantinopla hasta su total abandono en época otomana. En la actualidad los restos de la que fue la mayor cisterna subterránea  (de las 60 que había en la ciudad) se pueden visitar a menos de 100 metros de uno de los monumentos icónicos de Estambul: Santa Sofía.

La Cisterna de Yerebatan fue construida en el año 532 con la intención de que sus depósitos sirvieran de reserva para compensar la necesidad de agua de la ciudad, durante época de sequía y en previsión de un posible asedio  a la ciudad, en caso de que  el Acueducto de Valente fuera destruido. Este acueducto era la principal fuente de suministro de agua y surtía a las fuentes y cientos de cisternas subterráneas (entre ellas la Cisterna Basílica) de Constantinopla. Aunque con los otomanos perdió importancia siguió siendo usado hasta principios del siglo XX. El acueducto fue construido en el siglo 4 d.C y originariamente tenía 1km de longitud. Hoy en día quedan restos de él (unos 600 m) localizados en el distrito de Fatih.

La Cisterna  tenía una capacidad de almacenamiento de entre 80.000 y 100.000 metros cúbicos de agua proveniente de los Bosques de Belgrado y surtía a gran parte de la ciudad, entre otros lugares, al Gran Palacio de Constantinopla y sus edificios adyacentes además de a los jardines del Palacio de Topkapi, ya en época otomana.

Se la conoce con el nombre de “Cisterna Basílica” debido a que se encontraba ubicada bajo el subterráneo de lo que fue  una antigua basílica de la que no ha quedado ningún resto. 

Con un tamaño de 140 m de largo  y 70 m de ancho ocupaba una superficie de unos 9800 metros cuadrados. Su acceso a ella es mediante una escalera de 52 peldaños. Está formada por 336 columnas abovedadas y rematadas con capiteles dóricos y corintios de 9 m de altura cada una de ellas. Todas ellas se encuentran dispuestas en 12 filas de 28 columnas con una separación de 4.8 m dándole aspecto de un palacio. El suelo fue recubierto con un tipo de mortero, al igual que las paredes, para impedir la pérdida de agua. Para su construcción se reutilizaron materiales de otras edificaciones, así por ejemplo las columnas fueron traídas de templos paganos de Anatolia. 

Una de sus características más famosas se encuentra situada en la esquina noroeste. Allí se puede observar dos columnas cuyas bases son de mármol y donde se encuentran talladas el rostro de Medusa. En una de ellas el rostro está de lado y en la otra está  bocabajo. Apenas hay información referida al porqué de estas dos singulares columnas. Algunas teorías indican que fueron traídas de algún edificio del último periodo romano y al igual que el resto reutilizada para su construcción y puestas de esta manera porque era la forma en que mejor encajaban. Pero la tradición señala que fueron colocadas de dicha manera para contrarrestar los poderes de su mirada como se relataba en el mito.

Existen varias versiones sobre el mito de Medusa, en todas ellas se la describe como una de las 3 gorgonas, pero siendo la única de ellas mortal. En los relatos de Hesíodo se la describe (a diferencia de sus hermanas que eran dos monstruos) como una mujer cuya belleza era tal que incluso deslumbró al dios Poseidón. Este la sedujo (en otros relatos se maneja la versión de que fue violada) en el templo de Atenea, la cual al enterarse de dicha profanación castigó a Medusa convirtiéndola en un monstruo cuya cabellera eran serpientes y cuyos ojos convertían en piedra a quien la mirara. Atenea al enterarse que Medusa se encontraba embarazada ordenó a Perseo que acabara con ella. El héroe con la ayuda de las sandalias voladoras de Hermes , el casco de invisibilidad de Hades y un escudo que utilizó a modo de espejo decapitó a Medusa (de su cuello salieron en aquel momento sus hijos Pegaso y el gigante Crisaor). Finalmente su cabeza fue entregada a a la diosa la cual la utilizaba como escudo en las batallas pues aun muerta conservaba el poder de petrificar con la mirada. 

La construcción  de la cisterna al igual que la reconstrucción  de otros monumentos simbólicos de la ciudad se realizaron con Flavio Pedro Sabacio Justiniano más conocido como Justiniano I el Grande. Emperador bizantino desde el año 527 hasta su muerte en el 565. Su etapa como emperador estuvo marcada por su intento de restaurar la grandeza del Imperio (recuperatio Imperii), cosa que consiguió parcialmente, reconquistando parte de los territorios perdidos del Imperio romano de Occidente e intentado de esta manera revivir el esplendor del Imperio romano clásico.

Conocido como “El emperador que nunca duerme” (por su carácter enérgico e incansable), su reinado se caracterizó por centralizar y reformar la Administración, someter a la jerarquía eclesiástica, reforzar el absolutismo monárquico y el ceremonial cortesano, por la construcción de espectaculares monumentos arquitectónicos (como la Basílica de Santa Sofía o la iglesia de San Vital de Rávena) y por su labor legisladora, destacando su obra Corpus Iuris Civilis, donde se compilaba y revisaba todo el Derecho romano. Esta obra sentó las bases jurídicas en gran parte de los países europeos actuales cuyo derecho civil es de raíz romana.

Sin embargo, debido a estas grandes construcciones y a sus campañas bélicas, los gastos del Estados aumentaron considerablemente haciendo subir la presión fiscal y convirtiéndolo en un gobernador impopular. Consecuencia de ello fue el estallido  en el 532 de una insurrección popular que fue reprimida muy duramente. Esta revuelta fue conocida como la Revuelta de Niká. 

Mosaico de Justiniano I en la Iglesia de San Vital en Rávena
Mosaico de Justiniano I en la Iglesia de San Vital en Rávena

Los disturbios de Niká (nombre recibido por el grito de guerra de los rebeldes, Niká “victoria” en griego) se produjo a principios del año 532 debido a las tensiones sociales que iban creciendo por el Imperio bizantino y que habían dividido a los ciudadanos.

La sociedad en ese momento se encontraba dividida en dos facciones cuya rivalidad era  tanto política como teológica. Por un lado se encontraban los Verdes (formados por comerciantes y arrendatarios que eran mayoritariamente monofisitas) y por otro estaban  los Azules (que eran terratenientes o aristócratas que profesaban el cristianismo oficial)   y que se encontraban apoyados por el emperador. 

Esta situación fue agravada por una subida de impuestos que acrecentaba aún más el malestar social. La mecha fue una discusión sobre carreras de carro que se transformó en un estallido popular sin precedentes que comenzó en el hipódromo y fue extendiéndose por toda la ciudad provocando grandes destrozos. Muchos de los  edificios públicos fueron  quemados y destruidos.

Los rebeldes aprovecharon esta revuelta para intentar reemplazar al emperador por Hipatio, (sobrino del antiguo emperador Anastasio I). Finalmente tras varios días de disturbios fue duramente sofocada. Según los relatos de Procopio, unos 30.000 ciudadanos desarmados fueron asesinados en el hipódromo por el general Belisario quien los atrajo a través de engaños al lugar haciéndoles creer que el gobierno quería negociar con ellos.

Mosaico de la Iglesia de SAn Vital en Rávena donde se representa la corte de Justiniano I
Corte de Justiniano I en el mosaico de la Iglesia de San Vital en Rávena

El lugar donde tuvieron lugar estos hechos fue el Hipódromo de Constantinopla, que era el centro deportivo (donde se celebraban las populares carreras de caballos) y social de la ciudad. Construido en el año 203 y posteriormente renovado por Constantino tenía capacidad para unos 100.000 espectadores convirtiéndose en el siglo V  en el más grande del mundo. Para su decoración se trajeron obras de arte de todos los rincones del imperio. Tras el saqueo durante la Cuarta Cruzada el lugar sufrió grandes desperfectos y no volvió a reconstruirse. Sus famosos 4 caballos de bronce fueron llevados para decorar la fachada de la Basílica de San Marcos, en Venecia. Aunque nunca fue destruido del todo, tras la conquista de la ciudad en 1453. el hipódromo cayó en el olvido.

Hoy en día su lugar es ocupado por la Plaza Sultanahmet Meydani y en ella se pueden admirar algunos fragmentos originales como: La Columna de las Serpientes o Serpentiforme , traída a la ciudad por Constantino el Grande desde el Templo de Apolo en Delfos, y que conmemoraba la victoria griega frente a los persas durante las Guerras Médicas . El Obelisco Egipcio o de Teodosio, de granito rosa,  mandado construir por el faraón Tutmosis III para conmemorar una de las campañas en SiriaTeodosio la hizo traer en el 390 desde el Templo de Karnak en Luxor pero durante el trayecto se rompió por lo que el emperador decidió instalarla sobre un pedestal de mármol decorado por bajorrelieves. 

Tras los mencionados disturbios de Niká, Justiniano reconstruirá  un gran número de edificios, de los  que han llegado hasta nosotros:

La Iglesia ortodoxa de Santa Irene o Hagia Irene  fue una de las primeras iglesias de la ciudad. Construida por Constantino I en el siglo IV sobre las ruinas de 3 edificaciones de culto, fue restaurada tras los incidentes convirtiéndose en la sede del patriarcado de Constantinopla hasta la finalización de Santa Sofía. Volvió a ser restaurada y decorada con mosaicos y frescos por el emperador Constantino V después de haber sufrido daños tras un terremoto en el siglo VIII. Esta iglesia de planta basilical romana posee el único atrio de estilo bizantino que se conserva en la ciudad

Tras la caída de Constantinopla, Mehmed II convirtió la iglesia en un arsenal y almacén de botines de guerra. 

Se encuentra situada en el primer patio del Palacio de Topkapi y desde 1980 se celebran en su interior conciertos en verano  durante el Festival de música de Estambul.

El Gran Palacio de Constantinopla, conocido también como Palacio Sagrado o Imperial fue la residencia principal de los emperadores bizantinos aproximadamente durante 800 años. Fundado por Constantino. Se encontraba ubicado entre el Hipódromo y Santa Sofía.

Aunque son escasos los restos que se conservan actualmente, según las fuentes documentales,  el palacio estaba compuesto por una serie de pabellones y abarcaba un área de unos 200.000 pies cuadrados. La entrada al palacio se hacía a través de la Puerta de Chalke, tras ella se encontraban los cuarteles protectores del palacio, y seguidamente estaba el pasillo de la recepción de los Diecinueve Accubita (“sofás”) que llevaban directamente a la residencia imperial principal que era el palacio de Daphne.

Reconstruido y ampliado varias veces tanto en el gobierno de Justiniano I como de Teófilo entre otros, el complejo constaba de otros dos pabellones (el de Triconchos y el costero de Bucaleón) y de una iglesia (Nea Ekklesia) que fue utilizada por los otomanos como polvorín y que fue destruida por un rayo. 

El Palacio fue saqueado durante la Cuarta Cruzada. Debido al alto coste para su mantenimiento, poco a poco el palacio fue abandonado. Mehmet II se encontró el palacio en ruinas y sus pabellones y salas vacíos. Durante la época otomana gran parte del palacio fue demolido.

A principios del siglo XX (tras un incendio en la ciudad) se destaparon varias secciones que podían ser las celdas de la prisión, además de varias habitaciones y tumbas. Las excavaciones siguen en la actualidad habiéndo salido a la luz solamente una cuarta parte del complejo. 

Santa Sofía o Hagia Sophia. Tras los disturbios, Justiniano aprovechó la ubicación de donde se encontraba la antigua iglesia para reconstruirla y darle la forma con la que ha llegado hasta nosotros. Finalizada en el 537 esta obra maestra del arte bizantino sirvió como basílica y sede de la iglesia ortodoxa oriental. Durante la Cuarta Cruzada (donde fue saqueada y profanada por los cristianos latinos) y por un corto periodo de tiempo (1201-1261) se convirtió en catedral católica. 

Tras la conquista de Constantinopla en 1453 pasó a ser la mezquita de Ayasofya, convirtiéndose a su vez en la primera mezquita imperial de Estambul. 

Fue cerrada al público en 1931, durante el mandato de Mustafa Kemal Atatürk, reabriéndose como museo en 1935 para honrar los legados de todas las civilizaciones que han marcado la historia de Turquía.

Tras varias polémicas y por decisión del gobierno actual presidido por Recep Tayyip Erdogan, a partir del 24 de julio del 2020, Santa Sofía volvió a convertirse en mezquita preservándose los íconos y mosaicos cristianos aunque estos serán tapados durante las oraciones islámicas.

Situada en el punto más alto de Estambul, con sus 4 minaretes y su cúpula de más de 30 metros de diámetro es una de las imágenes más icónicas de la ciudad. 

En 1500 años este monumento ha sido basílica, mezquita, museo y Patrimonio de la Unesco desde 1985.

Será Mehmet II Fatih conocido como “el Conquistador,” quien en 1453 tome la ciudad de Constantinopla poniendo fin al Imperio bizantino. Séptimo sultán de la dinastía osmanlí, reinó durante dos periodos, el primero  entre 1444 -1445 cuando su padre Murat II, decidió retirarse (aunque tomaría de nuevo el poder un año más tarde), y un segundo periodo desde 1451 hasta  su fallecimiento en 1481.

Considerando uno de los sultanes más importantes del Imperio Otomano, extendió su dominio por Asia Menor y los Balcanes, entres sus conquistas destacan: Grecia, Serbia, Bosnia y Albania, además de la mayoría de los territorios que rodean el Mar Negro.

Mehmet II
Mehmed II. Obra de Gentile Bellini

Sin embargo, su objetivo principal fue la conquista de Constantinopla. Para ello en el verano de 1452 hizo construir una fortaleza (conocida como Rumeli Hisarı) cuyo misión era aislar e impedir toda entrada de suministros a la ciudad.

El 7 de abril de 1453 comenzaba oficialmente el asedio. Los ataques duraron seis semanas hasta que el 29 de mayo de 1453 (fecha en que murió en la batalla el emperador Constantino XI) el sultán entraba en la ciudad  poniendo fin a lo  que quedaba del imperio romano de Oriente. Este hecho produjo una gran conmoción tanto en Occidente como en el mundo cristiano de la época.

Tras la conquista de la ciudad, una de las primeras acciones de Mehmed fue visitar la iglesia de Santa Sofía y ordenar que fuera convertida (junto con otras iglesias) en mezquita.

Bajo el sultán, Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio Otomano pasando a llamarse  desde aquel momento Estambul.

Mehmed II entrando victorioso en la ciudad de Constantinopla, cuadro de Jean-Joseph Benjamin-Constant. Museo de los Agustinos, Toulouse
Mehmed II entrando victorioso en la ciudad de Constantinopla, cuadro de Jean-Joseph Benjamin-Constant. Museo de los Agustinos, Toulouse

Con la llegada de los  otomanos la cisterna poco a poco fue cayendo en el desuso. Según las creencias del islam, si el agua no fluye, no es una agua limpia  y por tanto no es buena para ser consumida. A lo largo de los primeros años del nuevo imperio, se utilizó solamente para regar los jardines del Palacio de Topkapi hasta que en el siglo XIV tras la construcción de su propio sistema de riego, la cisterna pasó definitivamente al olvido.

Pasarían casi dos siglos hasta que el investigador y naturalista Petrys Gyllius en su visita a Estambul observó que muchos ciudadanos recogían agua e incluso pescaban desde los sótanos  de sus propias casas. Fue a través de una de estas casas donde descubrió las escaleras de acceso a la abandonada cisterna basílica. 

Pero no será hasta mediados del siglo XX cuando se comenzará con la restauración de parte de la mampostería y de algunas columnas dañadas. Para poder comenzar los trabajos de reparación se tuvieron que retirar casi 50.000 toneladas de lodo que se habían acumulado a lo largo de los años. Tras su limpieza, la cisterna de Yerebatan fue acondicionada con una serie de pasarelas al nivel del agua para poder acceder y pasear por todo el monumento.  Fue abierta al público el 9 de septiembre de 1987.

Hoy en día, este monumento subterráneo  iluminado por una tenue luz por el cual se puede pasear en medio del silencio y de la tranquilidad de sus aguas es un recuerdo vivo de una ciudad cuyo nombre ha cambiado pero que ha sido capital de grandes imperios. Con el nombre de Constantinopla fue testigo del auge y caída de Bizancio y con su actual nombre, Estambul, de la hegemonía  que durante siglos vivió el  imperio otomano.

Si te ha gustado, seguro que este artículo también te va a gustar

La destrucción del Imperio Romano de Oriente a manos de los cruzados

1204 queda para la historia como una fecha sangrante, el imperio bizantino, baluarte de occidente, último remanente del Imperio Romano, es destruido por los mismos que amparados bajo el signo de la cruz decían defender a los cristianos, te invitamos a conocer cómo a través de artimañas los venecianos lograron alejar a los cruzados de…

Seguir leyendo

Déjanos tu opinión !!!!!. Es muy importante para nosotros

Valora nuestra web, por favor(required)

Puntuación: 5 de 5.

Deja un comentario

Deja un comentario