El año de los tiros. Lucha social y ambiental en Huelva

El año de los tiros es un episodio ocurrido en la provincia de Huelva y más concretamente en la localidad de Riotinto, en el año 1888. Tradicionalmente, es considerado como el primer movimiento ambientalista al menos en la historia reciente de España, y es un episodio bastante peculiar de su historia. Te lo contamos

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Para hablar del episodio de “El año de los tiros”, es necesario hacer una pequeña introducción. El contexto internacional era el de la Segunda Revolución Industrial. En los países más potentes, se estaba acelerando la demanda de metales para su producción industrial. En esa búsqueda, la comarca donde se asentaban las minas de Riotinto, era perfecta. Una formidable acumulación de vetas de metal de varios tipos, y un gobierno nacional débil, amenazado de quiebra. Para la gestión se creó una empresa, la RTCL (Riotinto Company Limited), de capital inglés, que realizó una oferta de compra al Estado. Éste vendió el 14 de febrero de 1873 por 93 millones de pesetas, el subsuelo, el suelo y el aire de la comarca de Riotinto. En la práctica, se cedía la soberanía y se creaba una colonia inglesa.

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Logotipo de la Rio Tinto Company Limited en una casa del Barrio Inglés. Minas de Riotinto

Los efectos fueron inmediatos. La compañía empezó la transformación de la comarca. En la práctica, control absoluto de toda la actividad y de la vida de los trabajadores, que empezaron a llegar, atraídos por el trabajo generado. Pronto vieron que las condiciones no eran para nada buenas.

No solo a nivel laboral, sino medioambiental. Para extraer el metal, se usaban “teleras”. Que eran acumulaciones de madera sobre las que se colocaba el mineral en crudo, que ardía entre 9 y 12 meses hasta que el azufre desaparecía y se quedaba el cobre puro. pero eso generaba una gran toxicidad ambiental, que causaba problemas de salud a los habitantes, así como contaminación de las tierras de la comarca, perjudicando no solo a los pequeños agricultores sino a los grandes terratenientes.

Teleras
Teleras

De ahí, surge la “Liga antihumo”, integrada por propietarios de todos los niveles. La liga logró la prohibición de las “teleras” en los pueblos que rodean Riotinto. Y aumentarán la presión hasta que confluyen los intereses de la liga con los obreros. En febrero de 1888, se inicia una huelga de los trabajadores de las minas. A su frente, Maximiliano Tornet, activista anarquista que llevaba 4 años trabajando en las minas, tras haber sido expulsado de Cuba por su activismo. 

Las peticiones de los obreros eran claras: supresión de la peseta facultativa, que era la tasa de una peseta del jornal que cada trabajador pagaba para sufragar la asistencia sanitaria; reducción de la jornada laboral de 12 a 9 horas; fin de los contratos mensuales que la empresa aprovechaba para cambiar el salario según el mes; acabar con la multas impuestas por los capataces, que aplicaban multas si creían que se retrasaba la producción, las vagonetas no salían lo suficientemente llenas, etc; y el pago del salario en los “días de manta”, que eran los días (abundantes), en que el humo tóxico que emanaba al aire constantemente, según la climatología, se quedaba bloqueado y cubría completamente las minas y el pueblo, haciendo imposible trabajar e incluso salir de las casas. En los días de manta, la empresa no pagaba, lo cual era particularmente injusto.

Río-Tinto
La situación del pueblo de Río Tinto, facilitaba la formación de las llamada «manta»

El día 4 de febrero, una manifestación, entre festiva y reivindicativa, formada por familias enteras con niños y mujeres incluidos, salió hacia Riotinto (su ayuntamiento era el único que a esas alturas no había prohibido las teleras), donde se unió con los huelguistas a la entrada del pueblo. El objetivo era llegar al ayuntamiento y reunirse con la corporación, para intentar unirles a la prohibición.

El alcalde (en nómina de la compañía), sabedor de la intención de los manifestantes, había pedido ayuda al gobernador provincial (favorable a la compañía), quien llegó ese día 4 al pueblo, acompañado de una compañía del Regimiento Pavía. Se abrió paso entre la multitud reunida en la plaza del pueblo y entró al ayuntamiento. Allí se reunió con la corporación municipal y los representantes de los manifestantes. Les explicó que no se podían prohibir las teleras y salió al balcón para “pedir” a los manifestantes que se dispersaran.

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Calle de Río Tinto el día de la manifestación

Aquí los hechos no están claros. No está claro, qué fue lo que les dijo, ni cómo se los dijo. Lo que sí parece que es que se formaría una confusión, posiblemente habría reproches y gritos entre los manifestantes. No queda claro si hubo órden del gobernador a las tropas o si había instrucciones previas, pero lo que pasó es que las tropas abrieron fuego contra los manifestantes causando muertos, incluidos mujeres y niños. Las cifras no están claras. La compañía habló de 49 muertos. Pero se sabe que numerosos heridos murieron en sus casas y fueron enterrados de forma clandestina para evitar las represalias de la compañía.

Lo que sí se sabe es que el movimiento obrero fue desarticulado y silenciado durante una década y no volvería a actuar hasta el cambio de siglo.

Plaza-de-Río-Tinto
Plaza de Río Tinto el día de la manifestación

Y ahora veamos cómo fue recogido este conflicto en los diarios de la época.

“La provincia de Huelva”, fue un diario creado como representante de los intereses de la compañía en 1880.  En su edición del 2 de febrero de 1888, ya hace referencia a los intentos de algunos municipios de suspender las “teleras”, siendo siempre frenados por el gobernador provincial, hasta que el gobierno central apoyó a los ayuntamiento, logrando que se aceptaran las suspensiones. Pero en la edición de ese día, trae a colación la prohibición de las mismas en el ayuntamiento de “El Cerro”, y la revocación de la misma por el gobernador, argumentando el diario la obligación del alcalde se obedecer al gobernador. Y en la misma edición, habla de la huelga que se está llevando a cabo desde el principio de ese mes. Por supuesto, lo trata de manera negativa, aludiendo a que han salido unidades de la Guardia Civil hacia Riotinto. Habla también de la presencia de “un deportado cubano, agente que se cree o se titula  de la Internacional”, aludiendo a Maximiliano Tornet. Se intenta separar la cuestión obrera de la liga antihumos, indicando que no están relacionadas pero que creen que la liga “usará” la manifestación como apoyo a su causa. Sabemos que las dos cuestiones estaban unidas.

Maximiliano-Tornet
Maximiliano Tornet

Pero es más importante su edición del día 4, el día del tiroteo. En ella se escribe sobre la huelga, incidiendo en la presencia de Maximiliano Tornet, incidiendo en su conexión con la Internacional y tratando del comité de huelga como si fuera una especie de “Junta revolucionaria”, tratando de darle un cariz revolucionario instigado por la Internacional. Recordemos que en ese momento gobierna Sagasta y eso es aprovechado para acusar desde el periódico a aquel de inacción que favorece la acción obrera. Además, en la misma edición informa el periódico que el gobernador civil ha salido hacia Riotinto, por lo que en el cierre de la edición, aún no se conoce o no han ocurrido los hechos.

Sagasta
Sagasta

Pero en su edición del día 6 se tratan los hechos ocurridos de una manera claramente partidista. Primera se describe la provocación que sufrió el gobernador cuando trató de forma conciliadora calmar a la multitud “pero sus palabras fueron recibidas con una lluvia de piedras, de cartuchos de dinamita con la mecha inflamada y con tiros de revólver”, luego descarga al gobernador de la responsabilidad en el tiroteo ya que “…en un momento de indignación, sin que el señor gobernador pudiera preverlo partió una descarga de la tropa …”. Y luego descalifica la composición de la organización de la huelga cuando dice que conoce un telegrama de un individuo que relata cómo estando herido escapa a la entrada del pueblo donde encuentra “un grupo de seis que salían en dispersión, todos con revólver en la mano y a uno de ellos se le fue un tiro exclamando: “ya he matado a un infeliz que no tenía culpa de nada””. Después relata como se había intentado sabotear la vía del tren en los días anteriores y cómo de las víctimas , la mayoría eran de fuera de la provincia, queriendo argumentar con ello la influencia de la Internacional. Además, se indica que “ninguna mujer ni ningún niño han recibido la menor lesión”, lo cual se sabe que es falso.

Y ahora vamos a revisar respecto a esta publicación, como recogieron los acontecimientos desde otras publicaciones. 

El-Sol
Periódico El Sol

Empezando por el periódico el Sol, que desde 1886 pertenecía al político liberal Segismundo Moret. En la edición del día 4 aún no recoge la noticia de lo ocurrido y sólo habla de un informe llegado a última hora a la redacción que habla sobre disturbios. Pero lo extraño es que en la del 5 tampoco dice nada, y sólo habla de la huelga como algo orquestado por personas sobre todo foráneas y que presionan a la mayoría de los obreros que no desea permanecer en huelga. Además acusa al gobierno de inacción y avisa sobre posible aumento de los disturbios. Pero además alude al rumor de que el gobierno prepara un decreto prohibiendo las calcinaciones y opina que es un error y algo que haría para satisfacer las presiones de “los agitadores de Huelva”.

Es en su edición del día 6 cuando ya aparece una crónica completa de lo ocurrido, donde destacamos varias cosas. Por un lado que reproduce la crónica de “La provincia de Huelva” del día 4. Pero además también la nota entregada por el gobernador civil, dándolo por bueno, por lo que vuelve a decir que no hay mujeres ni niños heridos ni muertos. Pero además dice que de las víctimas mortales, una al menos tiene perdigones y no balas, lo que vuelve a significar que los trabajadores dispararon.

En su edición del día 7 aporta nuevos datos sobre nuevas víctimas reportadas pero además destacamos dos cosas. Por un lado, vuelve a argumentar sobre el error que sería prohibir las calcinaciones. Pero por otro, y creo que es importante, reproduce una versión de la actuación del gobernador descargando su culpa. Según la crónica, el gobernador estaba reunido con los concejales cuando escucharon las descargas de disparos, momento en que el gobernador salió al balcón, pidiendo que no dispararan. Parece curioso la voluntad de descargar al gobernador.

Portada-de-El-Socialista
Portada de El Socialista

Por último, vamos a recurrir a “El socialista”, que es en principio, el diario más favorable a los trabajadores. En su editorial del día 4, aparece la crónica de los hechos de ese día con el título “Asesinos”. Bastante gráfico, creo yo. Destacamos en el que da a entender que entre los manifestantes no había enviados foráneos, que no había ninguna indicación por parte del PSOE ni de la Internacional. Que la manifestación fue en todo momento pacífica, que los trabajadores iban desarmados. También da el dato de al menos una treintena de muertos. Y por otro lado, da por hecho que la orden de disparar provino del gobernador civil o del teniente coronel que mandaba las tropas.

Y en su siguiente número, del día 17, vuelve a tratar el tema atacando nuevamente la actuación de las autoridades. Ya habla de unas 300 víctimas entre heridos y muertos. Además reproduce las crónicas de varios diarios. La de “La República”, habla de una mujer con bebé muertos. “La Coalición Republicana”, habla también de la mujer con su bebé y además da por hecho la culpabilidad del gobernador en la orden de disparar. Y el cronista de Sevilla, que insiste en los mismos argumentos y además habla ya de 4 mujeres y 2 niños muertos

Imágenes:

Imagen 1: LBM1948, CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0, via Wikimedia Commons

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