Lyudmila Pavlichenko: la francotiradora soviética que aterrorizo a las tropas nazis (II)

En junio de 1941, Hitler inició la llamada Operación Barbarroja, cuyo objetivo era la invasión de la URSS, lo que provocó la entrada del Estado soviético en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En este contexto bélico, las mujeres soviéticas ejercieron un importante papel militar. Te lo contamos.

Tiempo de lectura: 10 minutos

Por María Agudo Gómez

Los periódicos soviéticos veneraban a Pavlichenko por su efectividad a la hora de matar, por lo que se convirtió en un modelo a seguir para todos los francotiradores, tanto hombres como mujeres. Las autoridades soviéticas confiaban en que su buena reputación podía influir en la opinión pública internacional a favor de la guerra contra los alemanes. Por ello, entre agosto y noviembre de 1942, decidieron enviarla, junto con otro francotirador, a realizar una gira por los Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña con el objetivo de convencerles de abrir un segundo frente en la Europa Occidental para acabar con la Alemania nazi. Fue la primera ciudadana soviética en ser recibida en la Casa Blanca por el presidente Franklin D. Roosevelt y su mujer Eleanor. 

Pavlychenko con Eleanor Roosevelt y Robert Jackson, EEUU, 1942. Fuente al final. Imagen 1

En el verano de 1943, tenía la intención de regresar al frente, pero Stalin la convenció para que se convirtiera en instructora. Así que, hasta el final de la guerra en 1945, se dedicó a entrenar a otros  francotiradores. Entre las condecoraciones que recibió, debemos destacar la Orden de Lenin, en julio de 1942, la segunda condecoración nacional más importante de la URSS y la más alta condecoración civil, y el título de Héroe de la Unión Soviética, en octubre de 1943, que era la más alta condecoración militar soviética. 

Finalizada la guerra, se graduó en Historia y comenzó a trabajar en el Cuartel General de la Armada, trasladándose posteriormente al Comité de Veteranos de guerra. Murió en 1974, a la edad de 58 años, siendo enterrada en un prestigioso cementerio de Moscú. 

Ahora bien, ¿cuánto hay de verdad en los hechos que rodean la figura de Pavlichenko? En los últimos años la mirada de los historiadores se ha centrado en ella por considerar que en su historia hay más leyenda que verdad. Una de ellas ha sido Lyuba Vinogradova en su libro Ángeles Vengadores, donde señala algunas incongruencias que existen entre sus propias memorias y la historia oficial. Por ejemplo, en sus memorias, Pavlichenko afirma que su baja número 300 la llevó a cabo el 12 de julio de 1942 en Sebastopol. Sin embargo, el Gobierno soviético confirmó que perdieron la ciudad el día 3/4 de julio y, según la versión oficial, ella fue evacuada en junio de 1942. Por tanto, es imposible que en ese momento se encontrara en el campo de batalla. Por otro lado, se dice que los proyectiles de mortero le hirieron en la cara, pero en las fotografías que se le hicieron después de su servicio militar no se aprecian cicatrices en su rostro. La verdad o no de su historia saldrá a la luz con el tiempo, conforme aumenten los estudios sobre su persona. 

Fotografía en la que se pueden observar sus condecoraciones, entre ellas la Orden de Lenin y la de Héroe de la Unión Soviética, 1943 o 1944. Fuente al final. Imagen 2

Antes de finalizar, es importante atender a la situación de la mujer durante la posguerra. Aquellos que sobrevivieron, regresaron a una sociedad destrozada, empobrecida y mayormente femenina, por lo que a la mujer le fue asignada la tarea de reconstruir el país a través del trabajo y la reproducción. El Gobierno tomó medidas para aumentar la tasa de natalidad y devolvió a la mujer a los tradicionales roles de género, por lo que nuevamente tuvieron que aceptar la doble carga del trabajo en las fábricas o las granjas colectivas y el cuidado de la familia y el hogar. 

Por su parte, las mujeres combatientes no recibieron el reconocimiento que esperaban, ni por parte del Gobierno ni por parte de la sociedad, sino que vieron como poco a poco su servicio militar fue silenciado. A finales de 1945 fueron desmovilizadas del ejército y, a partir de entonces, apenas se difundió información sobre su destino y sus testimonios bélicos fueron silenciados, quedando relegados al archivo y excluidos de la historia soviética. Las primeras memorias de las mujeres soldado comenzaron a salir a la luz con la llegada al Gobierno de Nikita Jruschov en 1958, pero no fue hasta Gorbachov cuando tuvieron la oportunidad de contar su historia, con la publicación en 1985 de la obra La Guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Alexiévich.

“En lo que narran las mujeres no hay, o casi no hay, lo que estamos acostumbrados a leer y escuchar: cómo unas personas matan a otras de forma heroica y finalmente vencen. O cómo son derrotadas. O qué técnicas se usó y qué generales había. Los relatos de las mujeres son diferentes y hablan de otras cosas. La guerra femenina tiene sus colores, sus olores, su iluminación y su espacio. Tiene sus propias palabras. En esta guerra no hay héroes ni hazañas increíbles, tan solo hay seres humanos involucrados en una tarea inhumana”.

(Alexièvich, 2017, pp.14)

Llegados a este punto, podemos decir que Stalin permitió la incorporación de la mujer al Ejército Rojo no como una muestra de la igualdad de género, sino porque no tenía otra opción, ya que el ejército necesitaba urgentemente reclutar a nuevos combatientes que sustituyeran a los soldados caídos en los primeros meses de la guerra. Posiblemente, si la situación militar de la URSS no hubiera sido tan trágica, las mujeres se hubieran mantenido en el frente interno y la retaguardia y nunca habrían estado presentes en el campo de batalla, tal y como ocurrió en el resto de países occidentales, ya que por aquel entonces se consideraba que la guerra era un asunto masculino. De hecho, las medidas adoptadas en la posguerra dejaron claro que la desaparición de los roles de género durante la contienda había sido simplemente una medida excepcional. 

A pesar de todo, no se puede negar que las mujeres contribuyeron de forma excepcional en la guerra contra los alemanes y demostraron, no solo al Gobierno soviético, sino también al resto del mundo, que estaban tan capacitadas como el hombre para hacer frente a la guerra. Un ejemplo claro es Lyudmila Pavlichenko, quien rompió con los estereotipos de género al ingresar en el ejército y ocupar los mismos puestos militares que los hombres. 

Pincha aquí para volver al principio !!

Imágenes:

Imagen 1: Jack Delano, Public domain, via Wikimedia Commons

Imagen 2: Unknown author, Public domain, via Wikimedia Commons.

Si te ha gustado, seguro que este artículo también te va a gustar

El impacto de la Revolución Rusa en España

La historia ha trasmitido una imagen de los vikingos como grandes guerreros y navegantes, donde las mujeres tenían un papel diferente al del resto de las sociedades de la época. Pero, ¿Qué hay de verdad?. Lo vemos

Seguir leyendo

Puntuación: 5 de 5.

Un comentario

Deja un comentario