La política de prestigio del gobierno español del general O´Donnell (II)

A mediados del s. XIX, España vivió un raro periodo de estabilidad política y moderada disponibilidad económica que permitió el desarrollo de una activa política exterior en un contexto de establecimiento de los imperios coloniales europeos. La falta de disposición económica junto a otros factores hicieron que no se alcanzaran todos los objetivos perseguidos. Te lo contamos

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Anexión de Santo Domingo

En 1844, Santo Domingo logró expulsar a las tropas haitianas que habían ocupado la isla en 1822, tras independizarse de España. Sin embargo, el miedo a una nueva invasión, hizo que en 1861 el gobierno conservador de Pedro Santana pidiera al gobierno español la reanexión de Santo Domingo a España. Sin embargo la aventura duró poco pues en 1865, un joven nacionalista llamado Gregorio Luperón se puso al frente de una rebelión para pedir de nuevo la independencia de España. El 3 de marzo de 1865, la reina Isabel II firmó la anulación de la anexión. El 15 de julio, las tropas españolas abandonan la isla. Hay que decir que en el momento del abandono, O´Donnell no estaba en el gobierno, por lo que no sabemos si él lo hubiera aceptado.

La guerra del Pacífico

Para 1850 España aún no había reconocido la independencia expresa de todas las nuevas repúblicas americanas. Era el caso de Perú. Sin embargo, en las Capitulaciones de Ayacucho de 1822 donde España abandonaba la lucha allí, el nuevo gobierno peruano se comprometía al pago de la deuda de guerra generada. Pero luego el Congreso peruano no aceptó el pago de la misma. Eso estaba latente. Además, numerosos españoles residentes allí, deseaban un aumento de la presencia militar naval en la zona para hacer valer sus derechos y de paso aspirar a una restauración monárquica.

Capitulación-de-Ayacucho
Capitulación de Ayacucho. Créditos al final

Así, en 1862 se organiza una expedición “científica” que recorrería las costas americanas pero a que a nadie se le escapaba su objetivo de efecto de fuerza. Estaba al mando de Luis Hernández-Pinzón Álvarez. Salió de Cádiz con dos fragatas y en el Río dela Plata se les unieron otras dos.

Las fragatas bordearon la costa y pasaron por Valparaíso y El Callao siendo recibidos de forma amistosa y llegando hasta California. Sin embargo, un incidente diplomático acabó con la ocupación por España de las islas Chincha. Al llegar la noticia a España se desautoriza al almirante Pinzón pero ante el posible inicio de hostilidades se enviaron 4 fragatas más para reforzar a la flota. 

Al mismo tiempo, el gobierno peruano envía delegados a EEUU y Europa para comprar barcos de guerra. Era 1864 y la guerra era inminente

Fragata-Numancia
Fragata Numancia. Autor desconocido

El 4 de febrero de 1865 se decide reforzar aún más la flota con el envío de la fragata blindada Numancia al mando de Méndez Nuñez. Ante tal despliegue de fuerza,  Pezet, el presidente peurano decide firmar el tratado Vivanco-Pareja (Pareja era el vicealmirante enviado para sustituir a Pinzón y Vivanco era el plenipotenciario peruano designado por Pezet).

Pero el tratado indignó a grandes grupos de peruanos, entre ellos al Senado y al general Mariano Ignacio Prado, que dio un golpe de Estado que derrocó a Pezet, iniciando una dictadura. La situación se tensaba porque además Chile, hasta ahora con buena relación con España, se solidarizaba con Perú y enviaba delegados a varias naciones americanas a buscar su apoyo, sin embargo no encontró más que buenas palabras en el mejor de los casos.

Chile negó el aprovisionamiento a los buques españoles, lo que provocó el rechazo de Pareja y el ultimátum de 4 días para cambiar su actitud. Chile se negó y el 25 de septiembre, España declaraba la guerra a Chile. De inmediato se declara el bloqueo naval de todos los puertos chilenos, lo que era complicado por la extensión de la costa y el limitado número de buques españoles. 

Valparaiso-en-el-siglo-XIX
Valparaiso en el siglo XIX. Autor desconocido

Pero lo peor estaba por llegar. El 26 de noviembre, una órden equivocada de Pareja hace que el buque Covadonga sea capturado por la armada chilena. Es un duro golpe para Pareja que se suicida por la culpa.

Mientras, el Perú se ordenaba a la escuadra que zarpaza para Chiloé, donde Chile había organizado un fondeadero para guarnecer a su flota junto a la peruana a la espera de la llegada de las nuevas naves compradas en Europa.

Mendez Nuñez llega a Chile con la Numancia y se hace cargo de la flota. Decide que es inviable mantener el bloqueo de toda la cosa porque además, tanto Bolivia como Ecuador han decidido sumarse al veto al reaprovisionamiento de los barcos españoles. Mendez Nuñez decide concentrar a la flota en Valparaíso y prepararse para ir a buscar y destruir las armadas aliadas.

El 21 de enero de 1866 se enviaba a parte de la escuadra a buscar a los barcos amigos a Chiloé. Los encuentran e intentan entablar un combate pero no se acercan demasiado por miedo a encallar y los aliados no se atreven a enfrentarse en mar abierto, por lo que el combate no alcanza intensidad y los españoles deben retirarse sin apenas daños. Un segundo viaje en este caso del mismo Méndez Nuñez a borde de la Numancia tampoco logró enfrentarse a la flota aliada y debió volver a Valparaiso.

Bombardeo-de-El-Callao
Bombardeo de El Callao con la fragata Numancia en el centro. Créditos al final

Ante la imposibilidad de realizar un combate naval, Méndez Nuñez lanza un ultimatum a Chile en el que dice que si no se le devuelve el barco capturado, el Covadonga, más otras cuestiones, en 4 días bombardeará Valparaíso y el resto de puertos chilenos. Chile no cede, y Valparaíso es bombardeado (principalmente las instalaciones portuarias). Era el 31 de marzo.

Tras ello la escuadra española se dirigió a El Callao, el puerto mejor defendido de Sudamérica, para atacarlo. Llegó el 26 de abril y lanzó un ultimátum también de 4 días para evacuar la ciudad antes del bombardeo. En el bombardeo, según fuentes españolas, se destruyeron todos los cañones peruanos y las bajas fueron de entre 200 y 2000 peruanos, por 43 muertos españoles.

Tras ello, la escuadra se dividió en dos. La Numancia con otro barco volvió a España a través de Filipinas mientras que Méndez Nuñez se dirigió a Montevideo a esperar nuevas órdenes. Pero ya no hubo operaciones de envergadura.

La paz se logró definitivamente entre Perú y España en 1879 con el reconocimiento de la independencia de Perú y se establecen relaciones diplomáticas. Con Chile se alcanzó en 1883 y con Ecuador en 1885.

Conclusiones

El resumen que podemos decir es que la política de prestigio llevada a cabo por España y sobre todo por el gobierno O´Donnell, no tuvo unas consecuencias reseñables para los intereses españoles. No supuso un incremento territorial ni unas mejores relaciones económicas.

En cambio sí supuso el colocar a España como un actor global de nuevo, con capacidad para bloquear los puertos de un país entero y obligar a las flotas a esconderse. Capaz de lanzar un ataque en igualdad de condiciones con Francia en un lugar tan lejano como Vietnam, o a derrotar al Sultán de Marruecos.

Todo ello unos pocos años antes del desastre del 8 que pone punto final a nuestro papel de Imperio. Un canto de cisne del país que llegó a dominar los mares y a imponer su poder al mundo.

Créditos de imágenes:

Daniel Hernández Morillo, Public domain, via Wikimedia Commons

Rafael Monleón, Public domain, via Wikimedia Commons

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